¿Por qué la gente te decepciona?
La gente no te decepciona, las que se vienen abajo son tus expectativas
“No vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos nosotros”, es una frase de Confucio que me encanta. Para comprenderla es imprescindible tener claro que cada ser humano sobre este planeta, es el resultado de sus experiencias de vida desde que nació.
Tal vez te interese saber que desde que estamos en el vientre materno hasta más o menos los 7 años, estuvimos en un periodo hipnótico. Todo lo que veíamos, recibíamos y percibíamos de nuestro entorno lo aceptábamos como verdad. Esta información se guardó en nuestro cerebro y se convirtió en los programas a través de los cuales en nuestra vida adulta interpretamos lo que llamamos realidad.
Aunque hay programas similares, es casi imposible que hayan dos idénticos. Esto nos lleva a que mi manera de percibir al mundo es única. Que hay costumbres y prácticas similares con otros, sí, estoy de acuerdo. Que existen normas y reglas sociales y culturales, también es cierto. Sin embargo, aún así el termómetro a través del cual yo mido la vida está graduado de manera personal. Si soy una persona que lo da todo y que soy capaz de quedarme sin comida por alimentar a los demás, irremediablemente creeré que esa es la verdad y que todos “deberían” ser como yo. Esto lo pienso desde mi sistema operativo o creencias. Un buen detector de estas creencias son las emociones. Observemos lo que sentimos y nos daremos cuenta de cómo anda esa programación.
Cuando una persona actúa diferente a como yo pienso que debería actuar, se activa un malestar y me siento frustrado, pero no nos damos cuenta de que se trata de solo mi punto de vista de la situación.
Estamos constantemente juzgando a los demás por las cosas que creemos son correctas, buenas o acertadas. ¿Qué tal si desde el punto de vista de la otra persona lo que hace es correcto, bueno o acertado?
Nuestros puntos de vistas crean nuestra realidad. ¿Quieres ser libre emocionalmente y feliz? Comprende este principio de vida y cuando te sientas mal porque alguien hizo o dejó de hacer algo que tú crees “debería” funcionar de una cierta forma. Pregúntate: ¿cuál es el punto de vista que me provoca esto? ¿De qué otra forma podría interpretar esto? ¿Qué hay aquí que no estoy viendo?
Ábrete a las infinitas posibilidades de mirar una experiencia te sentirás mejor, ligero y libre.
Expándete y sé feliz.