¡Cambia tú!
¿Qué tal si hoy nos proponemos dejar de andar sugiriendo a los demás lo que deberían cambiar? Cada vez que le decimos a alguien “deberías hacer tal cosa”, lo que en realidad le estamos diciendo es: “creo que estás mal, según mi omnipotente punto de vista, deberías cambiar para que cubras mis expectativas”.
¡Auch! Eso dolió puedes estar pensando. Respeta los procesos de los otros, cada quien tiene su ritmo, su aprendizaje. Libérate de la necesidad de tener la razón. Acepta a los demás como son, sin condiciones. Vive y deja vivir.

Esto aplica para todas las relaciones, no hay excepciones. Ejemplo: sufres en tu trabajo porque es un caos (según tú) pero no te vas porque te pagan bien. El beneficio de quedarte no es el buen salario, sino las necesidades que satisfaces al contar con ese dinero.
¿Te sientes seguro? ¿Puedes cubrir tus gastos y los de tu familia? Entonces satisfaces las necesidades de seguridad y responsabilidad. Detrás de no atreverte a cambiar de empleo y aguantarte donde estás queriendo que sean los demás los que cambien, está la creencia de que no eres lo suficientemente bueno para encontrar otro trabajo y el ciclo entonces está compuesto de: necesidad satisfecha – miedo – falta de amor propio – queja – necesidad satisfecha.
No te quejes, no cambias nada con la queja. Hagamos un ejercicio. Supongamos que estás viendo la televisión y están pasando una película donde hay asesinatos y vejaciones. Te molesta mucho lo que estás viendo. ¿Qué tienes que hacer para que te deje de molestar? Seguro no le hablas a la televisión pidiéndole que deje de mostrarte eso ¿o sí? ¡Tienes que actuar tú! Vas y apagas el monitor o cambias el canal. Bueno, lo mismo pasa con tu vida.
¿Qué más es posible? ¿Qué hay aquí que no estás viendo?
Si quieres que tu vida cambie, cambia tú. ¡Ámate! Deja las excusas!