Espejito, espejito...
¿Qué hay aquí que no estoy viendo?

“Somos energía, somos información, somos vibración y por ende resonamos“.
– Nicolás Tesla.
Como es afuera, es adentro. Revisemos hoy una de las herramientas más fáciles que hay para soltarnos los grilletes de la razón, “LA LEY DEL ESPEJO“. ¿De qué se trata? No me lo vas a creer pero es MUY SIMPLE, lo que pasa es que como tira abajo mi rol de víctima, me cuesta entenderla, no porque sea compleja, sino porque no me conviene. ¡Auch!
El espejo nos dice que todo lo que vemos afuera, es solo una proyección de lo que llevamos por dentro. Ese reflejo nos muestra principalmente 2 cosas:
1. Es tuyo:
Eso que ves eres tú. Así te comportas en algunos momentos de tu vida, solo que ni te has dado cuenta. Te voy a dar un ejemplo. ¿Te molesta que alguien te ignore y no te reconozca? OK, ¿A quién estás ignorando y no lo estás reconociendo? Puede que respondas que a nadie. ¿Qué tal a ti mismo? ¿Cuántas veces te auto-ignoras?
2. Es opuesto a ti:
También es un espejo y agigantado. ¿Por qué? Porque rechazas esa energía. Quizás el espejo te muestra a una persona muy extrovertida, que le gusta ser el alma de las fiestas, que es escandalosa y le encanta sentirse atendida y adorada por todos a su alrededor. Pero tú eres introvertido, callado, calmado y prefieres pasar inadvertido.
Supuestamente contrarios. ¿Cierto? Pues no. Es parte de lo mismo. Quizás no estás tan conforme en tu rol y te gustaría tener un poco de esa energía que tanto te molesta. El espejo nos muestra que hay algo que trabajar. En México dicen: “Si te choca, te checa“.
Regresa a lo básico. Si lo puedes ver y te provoca una emoción o sentimiento, forma parte de tu información. Funciona tanto para lo que te gusta y para lo que no te gusta.
Y esto ¿qué tiene que ver con expansión? ¡Mucho! Expandirse es ir más allá de la cárcel de nuestros pensamientos, emociones y sentimientos. Si te molesta algo, te toca que reconocer que eso, tiene que ver contigo y tus programas. Recuerda que “EL OTRO NO EXISTE es solo una proyección de ti.” Mientras sigas entregando la responsabilidad de tu vida a lo externo, estás terriblemente atrapado en tu rol protagónico en la película “Pobrecito yo. Malvado mundo que me hace sufrir”.
Asume tu responsabilidad y muévete fuera de lo conocido. ¡Ámate! Deja las excusas.