El precio de ser tú
Estuve haciendo unas encuestas en mi cuenta de Instagram sobre la capacidad que tenemos de mostrarnos al mundo tal cual somos, sin pretender ser o parecer alguien que se adapte a los conceptos que tenemos definidos como correctos para ser aceptados por los demás.
La belleza del ser humano radica en su autenticidad. ¿Acaso no has conocido a alguien que se sale de los parámetros tradicionales de belleza y para ti es sencillamente espectacular o hermoso? ¿Cuál es el poder de esa persona? ¿Qué tiene que tú no? ¿Te gustaría saberlo? Ese individuo encontró la clave de ser bello, se aceptó tal como es, ha elegido enfocarse en dar lo mejor de sí al mundo y quienes estén listos para recibirlo lo harán, los que no simplemente se alejarán. ¿Y qué? ¡No le importa! Ha decidido amarse.
Atreverse a ser uno mismo, no es una licencia para ser grotesco, grosero, altanero, crítico, hiriente o malhumorado, por favor quiero que tengas esto muy claro. Atreverse a ser uno mismo, tiene que ver con mostrarse auténtico ante el mundo, sin pretender agradar, encajar o ser valorado por lo que damos. Es confiar en que eres un ser maravilloso que tiene múltiples dones y talentos. Es reconocer que eres único, extraordinario e irrepetible, que mereces lo mejor y que puedes también dar lo mejor de ti. Es olvidarte de vivir para que te amen, es amarte tanto que cuando interactúas con personas es por elección y no por obligación.
¿Sabes? Yo estoy entrenando a mi mente día con día para permitirme ser la mejor versión de mí, sin miedo a los juicios o críticas de los demás. Creo que he avanzado muchísimo y sigo en el camino. Ahora puedo decir cosas como que eres libre de pensar lo que quieras de mí. Y yo soy libre de elegir si me importa o no.
Dejar de ser tú, fluir desde tu esencia o reprimir tus emociones para encajar o agradar en un grupo, puede a la larga costarte muy caro.
Ser tú mismo desde la expansión es un regalo “caro” que no puede darse la gente que busca el amor, la aceptación y la valoración desde una fuente externa. El precio de amarse a uno mismo incluye soltar relaciones, lugares, personas y cosas, de hecho también incluye soltar a la vieja versión de ti mismo, sí, esa que tardaste toda la vida en crear.
Al final cuando nos atrevemos a hacerlo sabemos que cada persona que se va cuando me atrevo a ser yo, me deja el dulce regalo de quitar un eslabón a la cadena de mi esclavitud mental.
Esto no ocurre de la noche a la mañana, es una práctica constante de acciones y elecciones diarias que no duelen, pero que incomodan porque es una forma diferente de vivir, aunque honestamente, los resultados bien valen la alegría de dejar ir lo que ya no funciona para mí.